martes, 23 de septiembre de 2014

Años inolvidables (fragmento)


A.W.
 Años Inolvidables (fragmento)

Por esa época le pedí salir a Carlota. Fue sin ningún tipo de romanticismo, bastante frío y en el centro de mi calle a finales de invierno. Le dije, ¿Quieres salir conmigo?, y ella dijo, Sí. Y yo seguí para mi casa y ella para la suya. Además no había nada de sorpresa, pues estaba todo programada, yo le pediría salir y ella me diría que sí. Fue Ali y Susana las que lo habían programado porque compartíamos clase en el colegio, creo que estábamos en séptimo b. Yo había dejado caer un comentario del tipo, Con Anis no saldría, no me gusta, pero Carlota es otra cosa. Todo el mundo se metía conmigo porque pensaba que me gustaba Anis, así que tuve que hacer ese comentario. Y claro, en esa época, decir delante de dos chicas y dos chicos, Carlota es otra cosa, hace encender miles de alarmas y razonamientos imposibles que terminan días después con una frase en el centro de mi calle, ¿Quieres salir conmigo? Era un martes, estábamos en el centro del pueblo y no terminaba de encontrar el momento para decirle la pregunta a Carlota. Así que horas después, ya cansado y nervioso, comprendí que se había escapado, que se había ido para su casa a cenar, eran las ocho o así. Caminaba por la acera y comencé a seguirla a unos cincuenta metros de distancia. ¡Qué sencillo hubiera sido decir su nombre! ¡Carlota! Me hubiera esperado y entonces le soltaría mi frase y ella su afirmación y hubiéramos caminado hacia mi casa que estaba antes que la suya. Pero era tímido y ella ya había pasado por mi casa, así que no se me ocurrió otra cosa que empezar a correr por otra calle, pasar por delante de su casa y afrontarla en mi calle, sin esperarla, caminando hacia ella, como envalentonado por la carrera. Cómo recuerdo la carrera imposible, sorteando a las mujeres que salían de misa de ocho, corriendo como un caballo desbocado, para llegar a tiempo, para que aún no entrara en su casa. Y entonces, salí a mi calle, andando con el corazón en la boca y al decirle, ¿Quieres salir conmigo?, mi corazón saltaba y ella pudo estrujarlo y acariciarlo. Sí, mañana nos vemos. Y un mes después cortaba, no recuerdo el motivo, pero yo era tímido y no podía retenerla en mis manos, ni besarla si ella antes no me besaba, pero sigo amándola tiernamente, aunque ella meses después iniciara una relación que dura todavía, miles de años después. Gracias a ella me hice un astronauta en potencia y un aficionado a las nubes y al futuro de las otras personas. Carlota había estado antes con Tom, cuando era un héroe local del béisbol, y creo que se habían besado, pero lo supe por Tom, Carlota nunca dijo nada.

jdlc (Años inolvidables, agosto 2007)

domingo, 14 de septiembre de 2014

Winnie Cooper


Winnie

Todos amamos ese rostro de niña 
                                                    alguna vez. 

El joven que miraba revistas nervioso,
el adulto que atesoraba recuerdos, 
el niño sentado que asentía indiferente. 

Todos amamos alguna vez ese rostro 
                                                        de niña. 

Ahora queda una pantalla y una voz 
anónima que susurra tristes canciones. 

Y sabes que no volverán las viejas series. 
Y sé que no volverán aquellas actrices. 
Y sabes que mueren, igual que todos. 
Y sé que viven en retinas azules. 

No sé si sabes que todos alguna vez 
amamos ese rostro de niña. 

Es tan difícil escribir precisamente ahora. 
Tan complicado recordar aquellos 
años maravillosos. 
Yo no quiero saber lo que todos saben. 
No quiero. 
                 No debo. 
                                No puedo. 

Debo confesar, yo sigo 
amando ese rostro de niña. 
No he crecido 
                      suficientemente. 

Pero no me digas 
                            (no quiero saberlo) 
que la voz que escuchaba
                                       (no debo saberlo) 
era un doblaje,
                        (no puedo saberlo) 
una ficción. 

No me lo digas precisamente ahora 
que apenas recuerdo su rostro 
y me queda 
                  levemente 
                                   su voz.

jdlc (Delirios, septiembre 2006)

Nota:
A Winnie Cooper la infancia le reventó en la cara como una primavera o como un castillo de fuegos artificiales. Pienso en la frase de Scott, “todo lo que eres y haces de los quince a los dieciocho años de edad es lo que eres y harás durante el resto de tu vida”. Entonces volverás a amarme una vez más, porque yo te había amado al menos dos veces y porque tú, sin embargo, me amaste una vez o parte de una. En cierta forma, Winnie Cooper siempe lo ha sabido. Por eso la hemos amado. Por eso la seguimos amando. (jdlc, septiembre 2014).
 

martes, 2 de septiembre de 2014

Baby blue

Edie Sedgwick
Baby Blue

Amanece, la chica triste de ojos tristes
acurrucada en una cuna de mimbre
apura los últimos segundos del rock.

jdlc (Visiones contemporáneas, septiembre 2007)
 
Nota:
No era un poema para Edie Sedgwick. Lo de pensar en ella fue algo después. Nos interesó una breve biografía, muy breve, que habíamos leído por su peculiaridad. Modelo, actriz, musa y suicida, algo así. Y motivación para, al menos, tres canciones del Dylan de los sesenta. Pero el poema surgió como un intento de haikú. Y un intento, a su modo, de intuir una especie de final. Siempre la posición acurrucada como de iniciar la vida. Siempre la doble tristeza. Pero fue después cuando pensamos en Edie, no en ese momento, y que quizás ella podía ser la chica triste, aunque realmente no lo era. Lo habíamos escrito y ahí estaba. Y entonces era cuando yo te lo leía. Y entonces era cuando dejabas los ojos tristes. (jdlc, 2 septiembre 2014)