Winnie
Todos amamos ese rostro de niña
alguna vez.
El joven que miraba revistas nervioso,
el adulto que atesoraba recuerdos,
el niño sentado que asentía indiferente.
Todos amamos alguna vez ese rostro
de niña.
Ahora queda una pantalla y una voz
anónima que susurra tristes canciones.
Y sabes que no volverán las viejas series.
Y sé que no volverán aquellas actrices.
Y sabes que mueren, igual que todos.
Y sé que viven en retinas azules.
No sé si sabes que todos alguna vez
amamos ese rostro de niña.
Es tan difícil escribir precisamente ahora.
Tan complicado recordar aquellos
años maravillosos.
Yo no quiero saber lo que todos saben.
No quiero.
No debo.
No puedo.
Debo confesar, yo sigo
amando ese rostro de niña.
No he crecido
suficientemente.
Pero no me digas
(no quiero saberlo)
que la voz que escuchaba
(no debo saberlo)
era un doblaje,
(no puedo saberlo)
una ficción.
No me lo digas precisamente ahora
que apenas recuerdo su rostro
y me queda
levemente
su voz.
jdlc (Delirios, septiembre 2006)
Nota:
A Winnie Cooper la
infancia le reventó en la cara como una primavera o como un castillo
de fuegos artificiales. Pienso en la frase de Scott, “todo lo que
eres y haces de los quince a los dieciocho años de edad es lo que
eres y harás durante el resto de tu vida”. Entonces volverás a
amarme una vez más, porque yo te había amado al menos dos veces y
porque tú, sin embargo, me amaste una vez o parte de una. En cierta
forma, Winnie Cooper siempe lo ha sabido. Por eso la hemos amado. Por
eso la seguimos amando. (jdlc, septiembre 2014).
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