Hay una cierta paradoja en la reacción
producida en el público ante dos hechos aparentemente semejantes o
similares: el niño Aylan aparecido muerto en la orilla de una playa
a miles de kilómetros y los lituanos, que se alojaban en una rambla, arrastrados por la lluvia y
aparecidos muertos en una playa a unos pocos cientos de kilómetros. Los
espectadores, sentados en nuestra butaca y con el mando del televisor lo más cerca posible, tenemos la última palabra. Trazamos la línea entre lo
tangible y lo intangible, lo abstracto y lo concreto.
jdlc, 12 sept 2015.
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