miércoles, 24 de diciembre de 2014

Crónica 17







Porque, en el fondo, todos soñábamos con manejar aquellas naves estelares que surcaban el cuerpo humano limpiando la suciedad y combatiendo los virus y parásitos y bacterias. Todos queríamos jugar a ser leucocitos en los dibujos animados de la infancia. Pero han sido otros los que han alcanzado ese sueño, sin ellos saberlo. Esos que ahora manejan sus bicicletas tuneadas con cestas y remolques por el centro de la ciudad inspeccionando cada contenedor de basura, en un proceso de reciclaje moderno que se resume en comer lo que otros ya han comido. Convertidos en leucocitos contemporáneos. Porque, en el fondo, si fuésemos honestos, nada nos costaría detenerlos para exigirles la devolución de nuestros sueños.


jdlc, 24 diciembre 2014

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