Nadie nos vio aquella noche fingir que orinábamos las macetas del vecino.
Creció un bonsái milimétrico. Lo llamaron el bonsái enano. Tú mencionaste el país de los tuertos y los ciegos y yo, si el enanismo se contagiara al reino vegetal el cuello de las jirafas se achataría para volver a recoger las hojas.
Miles de años después, en un proceso de reciclaje infinito, las jirafas se habrían extinguido, reconvertidas en cebras amarillas.
Los libros de historia natural lo contarían muy bien. Igual que lo nuestro.
jdlc
Qué vanguardista estás.
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