Vancouver (jdlc)
La ciudad se fue de nosotros sin avisar.
Al volver, ya no estaba en el lugar que indicaban las coordenadas del gps y un solar en venta anunciaba la próxima construcción de dúplex y tríplex adosados entre hierbajos y arbustos indomables.
Un saltamontes saltó sobre el crepúsculo y salió una rana que croaba como hambrienta o sedienta de más amor.
Mañana será otro día y buena suerte, dijeron en el circo los payasos. Buena suerte, repitieron los amantes del puente de los suicidas. Buena suerte, clamaron los últimos bañistas antes de su viaje nocturno.
Y no habrá mañana para los habitantes de Siempre Jamás.
Y ya es mañana.
Dumbo se elevó en el aire y no hubo asombro entre los presentes. Ha muerto la inocencia. Los niños nacerán adultos o no nacerán.
No esperó la ciudad la llegada de los buenos. Los malos arrasaron el horizonte.
jdlc
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