Para protegerla, él la abrazo con más fuerza. En la cercanía del abrazo, supo de su cuerpo y su perfume lo que un hombre de la vida puede llegar a conocer. Sería medianoche y aún no habían escuchado las campanadas. Pronto llegarían los otros para representar una ficción de Shakespeare. Él la abrazó un poco más fuerte y sus labios se juntaron en un instante apenas perceptible. No era amor, eso estaba claro, pero la línea de la ficción era bastante difusa. Mañana volverían a encontrarse para representar el mismo acto. Era cuestión de tiempo que el amor o lo que tuviera que ser, a fuerza de provocarlo, terminara llegando.
jdlc
Apuntes
- Hace muchos años vimos la película, Campanadas a medianoche.
- Nos gustaba Orson Welles, por las películas.
- Nos gustaba Jeanne Moreau. El Proceso y todo eso...
- Por supuesto, también Romy Schneider.
- Nos gustaba Orson Welles porque nos recordó a Elvis en su época última de obesidad y porque tenía cierto aire inocente como de Papá Noel de las grandes superficies.
- Pero en El Tercer Hombre no había inocencia.
- Los hombre grandes como Welles, como Hemingway...
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