domingo, 19 de octubre de 2014

Mardou II


Mardou II

Los pájaros tristes
                              emiten mensajes de auxilio.
Es el fin del mundo conocido. Gustavo Adolfo
busca sus golondrinas que ya no vuelven
porque están tristes. Y no quieren,
                                            ni pueden volver tristes.

Ya no miro por la ventana porque no quiero ver
al hombre que levanta los males del mundo.
No quiero ser cómplice del asesino de sangre fría
que finge el canto de los cisnes que están tristes.
Y el vagabundo sigue comiendo las migas de pan
y no sabremos deshacer el camino emprendido.

Vayamos al cine esta noche para ver si levantamos
este ánimo cansino, este aletargamiento infantil
que nos deja drogados en un sueño raro, siniestro,
soñando que los pájaros están tristes.

Y después me hablas, me cuentas las fatalidades
y trazas los finales, porque los pájaros 
ya no estarán tristes.

jdlc (Visiones contemporáneas, septiembre 2007)

Nota: 
Y un poco después ella le dice, “Nada Austin, me pasa solamente que cuando miro por la ventana hasta los pájaros me parecen tristes”. Mirar por la ventana. Los pájaros tristes. Mirar por la ventana los pájaros que están o parecen tristes. Las ventanas cerradas. La mirada perdida en pájaros que revolotean sobre los días grises. Y volver al cine. Y escuchar las palabras. Y prometer algo. Las palabras que no volviste a decir porque sería fingir que imaginabas el pasado. “Los pájaros tristes se miran en la ventana y solamente quedas tú al otro lado del espejo”. Lo digo yo, entonces, ahora, en el sueño. (jdlc, octubre 2014)
 

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