Mardou II
Los pájaros tristes
emiten mensajes de auxilio.
Es el fin del mundo conocido. Gustavo Adolfo
busca sus golondrinas que ya no vuelven
porque están tristes. Y no quieren,
ni pueden volver tristes.
Ya no miro por la ventana porque no quiero ver
al hombre que levanta los males del mundo.
No quiero ser cómplice del asesino de sangre fría
que finge el canto de los cisnes que están tristes.
Y el vagabundo sigue comiendo las migas de pan
y no sabremos deshacer el camino emprendido.
Vayamos al cine esta noche para ver si levantamos
este ánimo cansino, este aletargamiento infantil
que nos deja drogados en un sueño raro, siniestro,
soñando que los pájaros están tristes.
Y después me hablas, me cuentas las fatalidades
y trazas los finales, porque los pájaros
ya no estarán tristes.
jdlc (Visiones contemporáneas, septiembre 2007)
Nota:
Nota:
Y un poco después ella le dice, “Nada
Austin, me pasa solamente que cuando miro por la ventana hasta los
pájaros me parecen tristes”. Mirar por la ventana. Los pájaros
tristes. Mirar por la ventana los pájaros que están o parecen
tristes. Las ventanas cerradas. La mirada perdida en pájaros que
revolotean sobre los días grises. Y volver al cine. Y escuchar las
palabras. Y prometer algo. Las palabras que no volviste a decir
porque sería fingir que imaginabas el pasado. “Los pájaros
tristes se miran en la ventana y solamente quedas tú al otro lado
del espejo”. Lo digo yo, entonces, ahora, en el sueño. (jdlc, octubre 2014)
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