domingo, 29 de diciembre de 2013

Javier Marías, Einstein, Oliver Atom y el próximo Nobel español

Leo a Javier Marías por primera vez en mis últimos años de estudios universitarios, allá por el año 2002 o 2003, un libro que me dejaron. Anteriormente, he ojeado sus artículos en los suplementos dominicales. Con la ayuda que me presta wikipedia, intuyo que el libro debió ser Corazón tan blanco, pero lo he olvidado. Más adelante me regalaron un libro de cuentos, Cuando fui mortal. Leo el libro y me gusta. Recuerdo (creo recordar) que en la introducción, Marías hace referencia a la composición de los textos: la mayoría, por no decir todos, son escritos por encargo o compromiso editorial o periodístico. Creo recordar que el autor se define como un no cuentista, aunque esto debería comprobarlo. Es decir, el fin (creo entender) no es contar una historia. Es la obligación, el encargo, lo que le ha motivado para escribir los relatos. 
    En los últimos meses he leído Los enamoramientos y, en el último verano, he iniciado la trilogía Tu rostro mañana, que todavía no he finalizado y que tengo detenida en el final de la tercera parte, Baile. Inicio la trilogía por curiosidad, por leer algo grande de este tiempo, y aprovecho una edición de bolsillo, con una letra menuda y no muy cómoda, pero con las tres partes originales recopiladas en su interior. En esta edición, las tres partes se han difuminado en los siete grandes capítulos que también servían como títulos de los tres libros originales. Leo, muy por encima, el prólogo de Elide Pittarello donde se menciona que Marías afronta la obra sin un objetivo claro y sin saber siquiera si habrá un objetivo claro. Entonces recuerdo mis primeros y esporádicos encuentros con el autor de hace casi una década. Rememoro la idea de ser un no cuentista. El fin de la trama no es, quizás, el objetivo, y sí la narración, los hechos, los diálogos, los razonamientos o pensamientos mientras está lloviendo o pasa un tranvía o se ha perdido el metro y era el último de la noche. Como si el pensamiento fuera estático y estuviera hecho de espacio y no de tiempo. 
      Así me siento un poco antes de llegar a la mitad de Tu rostro mañana, embriagado de espacio y sediento de tiempo. Un tiempo que pasará, como es necesario que pase, hasta que un día no muy lejano, tal vez del año 2021, Marías reciba el nuevo premio Nóbel español en décadas. Una afirmación tan discutible como otra cualquiera, aunque no seré yo quien asuma la defensa de su obra o sus méritos sobre otros. Pero así son las cosas. Embriagado de espacio, detenido en la tercera parte de Tu rostro mañana, pienso lo que la escritora Luna Miguel afirma sobre Marías en uno de sus poemas, "cáncer pesado". 
    No, no es exactamente eso, pesado, es otra cosa, pero no encuentro la palabra adecuada. Es algo parecido a lo que ocurría en la serie Campeones durante un partido de fútbol: miles de pensamientos, ideas, acontecimientos pasaban por la mente de los jugadores entre un área y otra. Así son los personajes de Marías. En acontecimientos cotidianos como, por ejemplo, subir las escaleras, experimentan sensaciones, emociones, recuerdos remotos o pensamientos que abarcan páginas y páginas. No puedo dejar de pensar que se mueven a cámara lenta o como en esas recreaciones de un mundo donde la velocidad de la luz es tan pequeña que casi puede alcanzarse subidos en una bicicleta. Será eso lo que Javier Marías quiere enseñarnos: los problemas de viajar a velocidades cercanas a la velocidad de la luz. Los problemas de atrapar lo concreto es, quizás, un problema relativista. 

jdlc


domingo, 10 de noviembre de 2013

La empanada hindú de George Harrison


La empanada hindú de George Harrison

Entre los innumerables artículos sobre la música de los Beatles encuentro una forma curiosa de referirse a la canción Whitin You Without You del álbum Pepper's: la empanada hindú de George Harrison. El autor del artículo (Rock de Lux, octubre 1993), utiliza esa expresión para resaltar el desmerecimiento de la canción en el conjunto global del álbum. Que George Martin la situara al inicio de la segunda cara no aporta ninguna novedad ahora que se ha perdido la distinción entre cara A y cara B. No discutiremos si estaba a la altura de las otras porque su condición de diferente no permite una comparación entre iguales. En el Verano del amor, Martin argumenta iniciar la cara B con esta canción apuntando motivos de ruptura, como entrar en otro ambiente u otra dimensión, aparte de mencionar la dificultad que le supuso decidir su posición más adecuada. A nosotros, lo que realmente nos interesa de esa época respecto a Harrison, es su relación con la portada del Pepper's: su lista de personajes a incluir, en el collage que resultarían ser los espectadores de la banda, estaba formada por gurús hinduistas. Y parece que nada más. Podemos entender la portada de Pepper's como un punto de convergencia cultural e histórico que los Beatles fijan para el mundo. Son tan famosos, podríamos decir parafraseando a Lennon, que hasta quieren asistir a sus conciertos Einstein, Poe, Dylan, Monroe... incluso los mahirishis de la India, ahora que ya no hacen conciertos. Ignoramos la opinión de la mayoría de ellos, muchos de los cuales ya estaban muertos entonces, pero es claro que el Maharishi Mahesh Yogi hizo el negocio del siglo. Referirse como empanada hindú a la canción de Harrison quizás no sea del todo una mala calificación. Aunque sí está claro cuando se inicia en la música india, no está tan claro cuando comienza a merodear alrededor de los maestros espirituales. La empanada hindú empachó a los Beatles, pero dejó contento al Maharishi, si bien este estilo de música no tuvo mayor recorrido en los años Beatles y podría calificarse como anecdótico o, si la expresión lo permite, extrafalario. Será por eso que, en las crónicas de la época, a todos les sorprendiera que el Maharishi siempre estuviera sonriendo.  

jdlc

Notas:

  1. All
  2. you
  3. need
  4. is 
  5. love
  6. ...
  7. ...
  8. Beatles

miércoles, 18 de septiembre de 2013

J.L.Panero

Té verde 18 sep 2013
jdlc

Lo hemos escuchado en el coche, quizás en el informativo o en radio3, y aún no estábamos en la playa. Después nos hemos quedado tristes, nosotros que nunca nos quedamos tristes por estas cosas ni asistimos, como buitres, a devorar los restos del cadáver. Es cierto que luego las gaviotas giraban como enloquecidas, y eran muchas y parecían tan lejos y tan cerca, cómo explicártelo. Y he leído dos poemas, con la boca pequeña, dos poemas enanos sobre Antonio, sobre Cleopatra. Quién lo diría, a estas alturas. 

Entonces, pero ya después, cuando volvíamos, he cantado aquello de yo para ser feliz quiero un camión, en una forma casi exultante de felicidad inmerecida. Tú parecías recién salida de un cuadro de Hopper y he notado una sensación de extrañeza porque canto mal o por esa canción aparecida así, como de la nada, después de tantos años. Extrañeza, asombro, duda. 

Todavía el sol del verano deja en el asfalto un trozo de espejismo que tiembla.

Y un camión, te digo.
Y llevar el pecho tatuado, me dices.

jdlc

Apuntes

  1. Compré el libro de Juan Luis Panero en el verano de 2007.
  2. Unos días después compré el libro de Leopoldo María Panero.
  3. La poesía completa.
  4. Cuando compré el primero realmente quería comprar el segundo, pero no estaba y compré el primero mientras lo reponían, o no estaba y la librera me lo vendió como si fuera el segundo. No recuerdo.
  5. El caso es que quería comprar un libro y terminé comprando dos libros.
  6. Juan Luis Panero era un poeta convencional, creo.
  7. Leopoldo María Panero es un poeta no convencional, creo.
  8. La diferencia entre la anarquía y la militancia.
  9. Anarquía al mundo.
  10. Militancia al mundo.
  11. ...





sábado, 15 de junio de 2013

¡¡¡JUDAS!!!

jdlc
Tal vez le habría gustado a Quique González que, entre el público que anoche casi llenaba la sala Narciso Yepes del Auditorio Regional de Murcia, algún espectador se hubiera levantado de su butaca y con voz potente, seca e indignada hubiera soltado aquello de "¡¡¡Judas!!!". Si, además, este hipotético espectador hubiera dado a la palabra la adecuada entonación inglesa, algo así como "¡¡¡Yudas!!!" (ˈdʒuːdəs) en lugar de "¡¡¡Judas!!!", la escena no podría haber sido más evocadora. A la puesta en escena de siempre y a la incorporada en los últimos años, menciónese la armónica al cuello en unos pocos momentos, la camisa y el chaleco, la pequeña guitarra acústica Martin del Dylan mesiánico de aquellos años, la versión menor castellanizada de un tema menor del propio Dylan y las letras que quieren y no pueden llegar al judío de Minnesota, se le añadiría la guinda del paspel. Ahora sí, Quique González podría ser considerado el poeta del rock castellano y el niño rebelde (enfant terrible) de la música contemporánea, y no solo por grabar discos de pretendida influencia americana en tierras americanas.

Ignoramos cuál habría sido la reacción del artista ante esa situación posible pero, todo hay que decirlo, poco probable. No sabemos si, igual que entonces, se habría acercado al micrófono y sin mirar al público habría recordado eso de "I don't believe you" para, segundos después, "you're liar", y rematar el improvisado coloquio con una efusiva orden al batería de "Play fucking loud!!!", e iniciar seguidamente Like a Rolling Stones. Podemos divagar si la canción elegida para tan emotivo momento habría sido Miss Camiseta Mojada o cualquier otra de sus discos anteriores, pero la reflexión no aportaría nada nuevo. 
jdlc
A falta de un Like a rolling stone que llevarse a los oídos y que zanjara la discusión sin lugar a la duda, Quique González habría tirado de memoria y nostalgia, recurso que ha utilizado en sus últimos tres conciertos en el auditorio (2007, 2011 y 2013), para recordarnos que sí, que ahora estamos en butacas y con un sonido rico en matices (al menos en teoría), pero que hubo un tiempo, allá por el principio de siglo, y un concierto, La Puerta Falsa, donde las cosas no siempre fueron así. Lo vuelvo a mencionar: ha sido el propio Quique quien lo ha recordado en cada uno de esos tres conciertos al iniciar alguna de las viejas canciones diciendo algo así como "esta canción para los que estuvieron en aquel concierto de La Puerta Falsa". Y es en su tono nostálgico de voz donde parece sentir una cierta culpa por el paso del tiempo y como éste lo ha terminado por convertir en una pequeña estrella de masas que, quizás, él no siempre ha buscado, al menos no de una forma directa, pero que de alguna forma sí ha incentivado. Resulta cuando menos curioso que al hacer Quique esa pequeña concesión al pasado y entonar, a mi entender, esa pequeña confesión de culpa por la erosión inevitable en su carrera del paso del tiempo, el público, o una gran mayoría del público, parezca asentir y darle la razón como si todos recordásemos aquel concierto de La Puerta Falsa. Seamos realistas, por la dimensiones diferentes del recinto, muy pocos de los que estuvieron aquella noche (¿cien personas?) estaban ayer en el auditorio (¿mil personas?), por no decir que una gran parte no habría realizado todavía la primera comunión y la otra gran parte no habría oído mencionar su nombre al no sonar todavía en las radio-fórmulas. 

 Es en ese momento, o creo que debería ser en ese momento,  tras recordar el tiempo pasado que ya no volverá, cuando alguien que hubiera estado en aquel concierto de hace unos diez años se debería haber levantado de su butaca para con voz potente, seca e indignada haber lanzado aquello de "¡¡¡Yudas!!!". 

No debe preocuparse, no obstante, Quique González. La rebeldía o el inconformismo light de sus letras no llegará a tanto. Valga como ejemplo, el instante en que el ambiente se animó un poco y una docena de chicos y chicas universitarios se acomodaron en el pasillo de primera fila y en las escaleras de acceso para ver más de cerca a su ídolo, y para verlo en pie. Por momentos, parecía que el concierto tomaba otro cariz y que ahora sí, el Rock Américano, el Country, el Blues del Delta tantas veces mencionado, poseería a un público, en su mayor parte poco exigente y entregado desde antes del concierto, en un idilio con el artista hasta los aplausos finales.  Pero, tras la canción animada y coreada por las mil voces del auditorio, volvió el turno de pausar el concierto y centrarnos en los detalles de la banda  que, precisamente anoche, no terminaron de sonar. Los chicos siguieron allí esperando mientras observaban los acordes de los dos guitarristas que la mayor parte del tiempo tocaban lo mismo, cada uno en su guitarra respectiva, aunque uno de ellos alternara otro tipo de instrumentos, violín incluido. Cabe preguntarse si eran necesarias tres guitarras sobre el escenario (la de Quique incluida) así como la imposibilidad de tocar dos canciones seguidas con la misma guitarra para los sonidos que anoche escuchamos  pero, sin querer pecar de ignorancia, otros serán los que abran ese debate, no sé si del todo necesario. Volviendo al tema de los chicos allí de pie "invadiendo" las zonas no numeradas del auditorio, fue entonces cuando apareció la chica mona que hacía las veces de acomodadora y dirigiéndose a ellos en un tú a tú de edad y todo eso, recordárles que allí no podían permanecer y que debían volver a sus butacas por el bien del espectáculo. Ante la voz educada, sin pretensiones de rebeldía, las aguas volvieron a su cauce. 

Quizás a este chico alguien debería soltarle aquello de ¡¡¡Judas!!! en  alguno de esos teatros o auditorios donde tiene a bien convocarnos. En todo caso, no olvidemos que, al fin y al cabo, esto no es más que  un negocio, que la cosa va de vender discos y vender entradas ("los números no fallan"). Y que hay que pagar a los músicos y el aire acondicionado de los recintos, aunque ayer el presupuesto no llegara para esto último en una noche que Murcia recibió sobre los treinta grados. Que podemos revestirlo de bonitas palabras, de Rock and Roll, autenticidad, y todo ese rollo del artista y su obra.  No estaría de más que ahora que Dylan anuncia gira invernal por Europa y parece ignorar otra vez España, recordara los conciertos de 2004, 2006 y 2008, y analizara los motivos de no volver a nuestras tierras desde entonces. Debería recordar que a Dylan vamos a verlo aunque salgamos decepcionados del concierto y que es imposible agradar a todo el mundo. El arte sin riesgo es marketing y el marketing con arte sigue siendo marketing, o al revés, no estoy seguro.

Le habría gustado a Quique González que anoche alguien entre el público hubiera gritado "¡¡¡Judas!!!" para asemejarse, cada vez más, a su admirado héroe. Aunque él sabe que, de haber ocurrido, no sería exactamente por los mismos motivos de hace 47 años. Y eso, mal que le pese, debería ser un problema ("tús ídolos sí")

Así son las cosas y así se las hemos contado. 

jdlc 

Apuntes:


  1. No tengo claro el modelo de guitarra que utilizaba Dylan en el set acústico del año 66. 
  2. Creo que es una Gibson. En todo caso, el modelo es reconocible, de cuerpo pequeño y más parecida a una guitarra española que a la acústica americana. 
  3. Está por internet y hay una página (alguna vez la he visto) donde se mencionan las guitarras utilizadas por Dylan en diferentes épocas.
  4. Tampoco tengo claro si la que lleva Quique es una Gibson o una Martin. No importa: una acústica pequeña parecida a una guitarra española.
  5. Ignoro si Quique González sonó en las radio-fórmulas por la época de sus primeros conciertos en Murcia, pero creo que se entiende a qué me quiero referir. 
Complemento: Crónicas de Motel por Jam Albarracín. Aparecido en La Verdad 16 junio 2013.

Quique González. Calificación: interesante.

Carreteras secundarias, botas polvorientas, mecedoras en el porche, amores de paso fugaz, predicadores y tragos solitarios. Conocidas crónicas de motel de tipos duros con corazones rotos. Escenas con denominación de origen tan americano como la salsa barbacoa, pero igualmente tan asumidas que a nadie resultan extrañas. Es sobre esas partituras-autopistas sobre las que Quique González Maneja su carro de tres guitarras, eficaz base rítmica y melodías de sencilla seducción. Lo hace con corrección, entrega y honestidad, pero sin brillantez. Sin innovación ni error. Sin genialidad ni sorpresa. Así transcurrió el concierto de presentación en Murcia de "Delantera Mítica", con un auditorio casi lleno de un público encantado de estar ante el máximo exponente español del folk-rock americano. Curioso: si al día siguiente tocase John Hiatt en una sala e Ismael Serrano en otra, casi todos irían a ver al segundo.

Siempre se apela al resbaladizo concepto de honestidad -algo también muy típico del rock americano- para referirse a Quique González, pero todos lo aceptamos como válido. Sus canciones estructuralmente son básicas: estrofas, puente, estribillo y un verso clave que tiende a repetirse cual letanía final. Argumentalmente tampoco hay mayor misterio: historias de amor y carretera en las que el protagonista finalmente acaba mordiendo el polvo. Y literariamente se trata de una sucesión de tópicos del rock and roll salpicados, ahora sí, por algunas frases logradas. Tampoco hablamos de un gran cantante -su manera de arrastrar las palabras remite a Dylan-, pero lo cierto es que el global de todo acaba funcionando muy bien, quizá porque Quique lo esgrime con credibilidad, con suficiente grado de emotividad y con un buen acompañamiento. Músicos notables tocando acordes sencillos: una combinación ganadora.

Le costó al madrileño, no obstante, conquistar el Víctor Villegas. El sonido excesivamente FM del inicio impedía entender sus letras y la gente se lo afeó a gritos al técnico de sonido quien, dos broncas del respetable más tarde, por fin acabó dando con la mezcla adecuada. Casi una anécdota en un concierto de más de dos horas, iniciado en clave rock con hasta cuatro canciones de su última entrega ("La fábrica", "Parece mentira", "¿Dónde está el dinero?" y "Viejos capos") y que progresivamente se afianzó en esos territorios de medios tiempos folk en los que tan cómodo se encuentra. En realidad fue ahí donde se desarrolló el grueso del concierto, con un hueco a solas para interpretar su adaptación al castellano de "Is your love in vain?" de Bod Dylan (!qué maravilla!) y "Pequeño rock and roll". Retomada la electricidad en la recta final, adiós al bostezo con "Kamikazes enamorados", "Suave es la noche" y "Hotel los Ángeles". Despedida, vuelta al ruedo y un bis de cinco temas iniciado con su último single, "Tenía que decírtelo".

Quique González es como el algodón de Dom Limpio: no engaña. Su propuesta no es original, pero tiene buenas canciones -no me olvido de "Pájaros mojados", momento álgido del show- y las interpreta con convicción. Suficiente. Bien. Incluso.
Jam Albarracín.
La  Verdad. 16 junio 2013.

martes, 28 de mayo de 2013

Chet



Después,
miles de años después, 
todavía buscaban la trompeta.

Habían olvidado
la forma de reproducir
un disco de vinilo.

jdlc

Apuntes:
  1. Las noticias del telediario nos recuerdan, cada cierto tiempo, lo del hotel, lo de Ámsterdam, lo de la trompeta, el color blanco de la piel...
  2. Nosotros no entendemos ciertos procedimientos del hombre prehistórico o precontemporáneo o anterior a nosotros en algunos siglos.
  3. No los entendemos pero intentamos entenderlos.
  4. Es posible que en un hipotético futuro el hombre postcontemporáneo no sepa qué hacer con un disco de vinilo.
  5. Es posible.
  6. La música será o no será, y esto será otra cuestión no menos importante.
  7. Chet Baker y la trompeta de Chet Baker serán o no serán.

sábado, 18 de mayo de 2013

Falstaff

Para protegerla, él la abrazo con más fuerza. En la cercanía del abrazo, supo de su cuerpo y su perfume lo que un hombre de la vida puede llegar a conocer. Sería medianoche y aún no habían escuchado las campanadas. Pronto llegarían los otros para representar una ficción de Shakespeare. Él la abrazó un poco más fuerte y sus labios se juntaron en un instante apenas perceptible. No era amor, eso estaba claro, pero la línea de la ficción era bastante difusa. Mañana volverían a encontrarse para representar  el mismo acto. Era cuestión de tiempo que el amor o lo que tuviera que ser, a fuerza de provocarlo, terminara llegando. 

jdlc

Apuntes
  1. Hace muchos años vimos la película, Campanadas a medianoche.
  2. Nos gustaba Orson Welles, por las películas.
  3. Nos gustaba Jeanne Moreau. El Proceso y todo eso...
  4. Por supuesto, también Romy Schneider.
  5. Nos gustaba Orson Welles porque nos recordó a Elvis en su época última de obesidad y porque tenía cierto aire inocente como de Papá Noel de las grandes superficies. 
  6. Pero en El Tercer Hombre no había inocencia. 
  7. Los hombre grandes como Welles, como Hemingway...

domingo, 12 de mayo de 2013

Principito IV


El Principito y la tarde que no acaba al caer el sol. Las palabras que me escribiste porque decírmelas era rozar el imposible del amor o el límite superior de los sentimientos. El Principito que ya no leo. El Principito que otros no han leído pero recuerdan, saben, que lo esencial es invisible a los ojos

Frases de estar por casa. Frases de diccionario o revista de fin de semana. Frases de autoayuda para el día a día o filosofía low-cost para el tiempo libre.

La tarde que al caer el sol finaliza lo que comenzamos una vez como comenzábamos las novelas de entonces: nunca por la primera página. La tarde que comenzamos a leer El Principito y nos quedamos, como otras veces, ensimismados en la dedicatoria. Leon Werth cuando era niño. Tú y yo cuando éramos niños. Tú y yo el día que volveremos a ser niños. 

Me lo dijiste una vez y creí no entenderlo: te quiero ahora y te quise cuando eras niño. ¿Sin conocerme entonces? Sin conocerte entonces. Conocerme, dijiste mucho más tarde, era la forma natural de encontrar lo esencial, lo invisible a los ojos, y terminar de amarte, amándote por el principio. Como en un sueño o como en una canción que habla de un sueño. Así de simple. 

jdlc

Apuntes:
  1. Recuerdo (¿es necesario recordarlo?) que en alguna parte del libro se dice que lo esencial es invisible a los ojos, y tal vez no sea del todo cierto. 
  2. Alguna vez dijimos que lo mejor, sin duda, era la dedicatoria.
  3. A veces lo seguimos pensando. 
  4. Principito
  5. Principito II
  6. Principito III
  7. La esencia y la existencia pueden estar relacionados o puede que no. 
  8. Si la esencia precede a la existencia o si es la existencia la que precede a la esencia, ¿cómo se modifica la frase del Principito?
  9. El Principito, una rosa y tres o cuatro volcanes: futuro del verbo existir. 

martes, 7 de mayo de 2013

Luz, última

"All you do is come and go! Marriage is not
a gas station, George. You can't just pull in and fill up
whenever you remember you have a wife"
Ruth Fisher. Six Feet Under.

Luz, última

algo se mueve en el interior de
tus ojos que no están y
la lluvia
y el invierno que trae la lluvia parece
la última luz y ya no 
se mueve
por hoy
algo en el interior

es suficiente, recuerda

cualquier intento por volver
causa pérdidas irreparables
crea el mundo 
imaginario donde gravitan
suspiros anhelos gemidos
otra vez anhelos

y otra vez suspiros, recuerda

que no hay mañana     
para los habitantes de Siempre jamás
como no hubo mañana
para los habitantes de Nunca jamás

estaré esperando, recuerda

como siempre

aquí

bajo la luz
que se mueve en el interior

y yo estoy dentro

las persianas 
un poco subidas y yo
estoy dentro

si continúa la lluvia
el agua ensuciará las ventana

jdlc

Apuntes:

  1. La frase que aparece en A dos metros bajo tierra me pareció genial y, ante ideas geniales, uno intenta responder con cosas geniales (sin lograrlo, claro): escribir, por ejemplo, un poema.
  2. El proyecto de poema me salió diferente a lo que yo quería escribir.
  3. Hay relación entre la frase y el poema, un matiz pequeño pero existente.
  4. Lo que digo en 2 me ocurre siempre, la famosa dicotomía entre querer/poder.
  5. Luz y Luz, otra vez, iniciaron la serie. El paso del tiempo para este último apartado elimina quizás la idea original. 
  6. El matrimonio como una estación de servicio para repostar gasolina debería ser considerada como una de las grandes metáforas de nuestro siglo. 
  7. Nos gustaba A dos metros bajo tierra.
  8. Nos sigue gustando Ruth Fisher.


sábado, 4 de mayo de 2013

Marianne I (el tiempo como metáfora de la nada)


Marianne.
La mirada en el espejo.
La cama.
El gesto de amor.
La canción olvidada.
Saber 
que no
volveremos a ser.
Mis últimas palabras,
mi último
beso en la mejilla.
Más allá del amor:
el otro amor.
Los ojos soñolientos.
El compartimento 
en el vagón de tren
que ya no existe,
que nunca existió.
El cigarro que se apaga y la última copa.
El sofá azul y la última noche acurrucados. 
Otra vez Marianne.
El espejo.
El reflejo de sus ojos
en el espejo. 
El pasado
imperfecto del verbo amar
y el sueño desvanecido
en el filo de la madrugada:
yo amara o amase
ese rostro de niña.

jdlc

Apuntes:


  1. Marianne Faithfull canta As tears go by en 1965.
  2. Esa canción es el principio y, al mismo tiempo, el final.
  3. En su autobiografía, Marianne narra un episodio difuso en casa de Brian Jones: el niño rebelde solo estaba interesado en tocarle los pechos, y nada más podía/quería hacer.
  4. Los grandes pechos, claro.
  5. El tiempo, metáfora de la nada, juega en Marianne Faithfull un papel esencial.
  6. Lo anterior (apartado 5) será explicado mas adelante, si fuera necesario.  



miércoles, 1 de mayo de 2013

Anita dijo


La culpa no era suya. Se lo dijo Brian y Brian nunca se equivocaba.  Porque un día predijo la lluvia y la lluvia se había cumplido. Y el cigarro, sostenido en sus manos, era determinación, precipicio, vértigo.

"Tienes razón, Brian, la felicidad... ¡es tan aburrida!"

Brian le miraba a los ojos, sin comprender, asintiendo indiferente.

jdlc

Apuntes:

  1. Hay una escena al final de la película Stoned donde, en un hipotético diálogo, Brian Jones le insinúa a Andrew Oldham que si no había sido más feliz en su vida era, precisamente, por el aburrimiento de ser feliz.
  2. Anita Pallenberg disputa con honor el puesto de novia de los Rolling Stones.  Lo disputa, por ejemplo, con Marianne Faithfull. 
  3. La escena de 1 no la recuerdo con precisión. 
  4. La wikipedia dice de Anita que "es modelo, actriz y diseñadora de ropa". Lo dice así, en presente.
  5. Leí hace tiempo, pero he perdido la referencia, que en el principio, muy al principio, Brian Jones era el centro del grupo. Pueden ver las fotos de la época para comprobarlo. Antes del 65, claro.
  6. Brian murió el  3 de julio del 69.
  7. Anita nació un 25 de enero del 40.