sábado, 1 de octubre de 2016

Crónica 77


El Matadero, Madrid.
jdlc 
 
Recuerdo haber escuchado las canciones en la radio y sentir la emoción del directo y luego comprar el doble cd y quedar escuchando como si yo hubiera estado allí.
Quedar en las fotografías en blanco y negro y mirar las palabras en inglés y sentir una magia de misterio o de amor por el mundo o de poesía cotidiana que podría devolverte para siempre a mi lado.
Tu voz metálica como de cuento que pronunciaba belongs.
Tu ojos de los veinte años que me miraban petrificados por la electricidad cuando hablaba emocionado sobre las canciones de la primera parte y el acento en la voz nasal, después de haberte contado todo eso de Judas y el Play fucking loud, y luego la batería pero sobre todo el órgano que se arremolinaba entre los acordes de la canción y todo parecía perfecto o en armonía con el mundo.
Recuerdo tu voz metálica que pronunciaba la palabra belongs antes de trasladar su significado y que entonces el título de la primera canción She Belongs to me quedara totalmente clarificado y las palabras, esas palabras que parecían un lamento según me habías dicho y que yo te había argumentado que era la voz de un poeta que se enfrenta con el mundo de las emociones, esas palabras se quedaron entre tú y yo como en una cuerda floja metafórica o como la mujer que en Rayuela transportaba la bolsita de mate sobre un listón entre las ventanas de las casas.
Sentir que ella me pertenecía mientras el órgano perseguía los acordes y no terminaba de entrar en el momento adecuado, mientras la voz nasal de la parte acústica del directo parecía un lamento eterno que se repetía melancólico. 

jdlc, 1 octubre 2016 

No hay comentarios:

Publicar un comentario