viernes, 21 de octubre de 2016

Crónica 84

La Academia de los Nobel no ha podido contactar con el premiado en la sección de literatura. Los hechos son sobradamente conocidos. El jueves 13 de octubre la Academia otorgó el premio a Bob Dylan “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción". Como ocurre todos los años, la noticia se difundió al instante en medios de comunicación y redes sociales. Esa noche Dylan actuó con su banda en Las Vegas.  Cuatro días después, la Academia anunció que desistía de intentar contactar con el premiado. Habían conseguido hablar con el agente del músico y con personas de su entorno, pero no con Bob Dylan. Ignoraron, quizás, que la Never Ending Tour funciona desde 1988 y que, como su propio nombre indica, no pude parar su inercia. Desde que se anunció el premio, Bob ha dado seis conciertos: Las Vegas (13), Indio (14), Phoenix (16), Alburquerque (18), El Paso(19) y Luboock (20). De haber estado pendientes o atentos, los académicos podrían haberlo intentado el sábado 15 o el lunes 17, ya que Bob estaría posiblemente descansando y mirando el tiempo pasar, o, como cantaba Calamaro, ensimismado sabiendo que Elvis está vivo. También podrían haber asistidido a uno de esos conciertos y comprobar qué es ahora Bob Dylan. En cierto modo, los Académicos podrían llegar a constatar o probar que, en realidad, Bob Dylan no existe. No, al menos, el Bob Dylan que ellos han premiado como renovador de la gran tradición americana de la canción. Alguien podría argumentar fácilmente que Bob no existe desde el momento que es un tal Robert Allen Zimerman, pero sería caer en lo obvio. En los debates iniciados en todos los medios sobre la controversia y donde algunos, para no herir sensibilidades, concluyen que la literatura no, pero sí la música de Bob, siempre se olvida a Hendrix: ante su incapacidad para cantar bien se veía reflejado o inspirado por Dylan. Ahora mismo no hay conciertos programados para diciembre y, tal vez, el músico pueda acudir a recoger el premio o, al menos, no pueda esgrimir compromisos de agenda para no hacerlo. Pensamos que a Bob Dylan todo esto le trae sin cuidado. No sabemos lo que pensará Robert Allen Zimmerman.

 jdlc, 21 octubre 2016

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