Serás mi chica para las
noches más tristes, le dijo, y entonces el amor quedó difuminado o
aletargado, el amor atrapado entre dos sueños, y alguien susurraba o
cantaba una melodía de niños a lo lejos.
El tiempo era así:
primero surgía el beso y luego se apagaba la luz. El tiempo era, a
veces, una nube o una palabra, y otras veces un juego de miradas o un
final del mundo que acumula más y más nostalgia.
Le dijo, Serás mi única chica para las noches más nostálgicas. Ella parecía (la expresión mínima en los ojos) estar casi ausente de todo o a la espera del
nacimiento de la belleza.
jdlc, 15 julio 2016
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