Ella inició la lectura de Rayuela
por tercera vez con la intención de encontrar dualidades. Le dijo, Estaré
ausente del mundo unos días, podrás volver después y hablaremos.
El tiempo se había estancado en
conversaciones sobre free jazz que no llegaban a ninguna parte. Tras una tarde
de licores y puntos de vista disonantes, ella le lanzó el argumento de siempre
de la trompeta y el disco de vinilo y lo que ocurrió cuando olvidaron la
reproducción de los vinilos. La trompeta siempre perduraría. Él ya no estaba
para saltos mortales sin red y sin paracaídas o para debates vacíos sobre la
existencia o no existencia del expresionismo o el dadaísmo.
Ella dijo (la expresión mínima
en los ojos) que él siempre había sido su amante más sensible.
jdlc, 12 julio 2016
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